SANTANDER
Distancia: 7 kilómetros.
Duración: Una hora y
media - dos horas.
Dificultad: Fácil.
Para llegar a Pedreña,
punto de INICIO y final del recorrido, se recomienda coger la lancha de las
Reginas que sale del embarcadero del paseo de Pereda de Santander y realiza la
ruta Santander-Pedreña-Somo. La lancha realiza una agradable paseo por la bahía
y tarda unos 20 minutos en realizar el recorrido Santander-Pedreña o viceversa.
También se puede ir en coche a Pedreña y aparcar en el embarcadero de esta
localidad, punto de partida de la ruta.
Descripción de la ruta:

El siguiente tramo
discurre por carretera, por lo que conviene tomar precauciones con los coches.
En la ermita seguimos de frente y a unos 500 metros se encuentra un mojón en el
suelo que nos indica la dirección al sendero. ÉSTE se encuentra muy cerca de
nosotros aunque un poco escondido, ya que deberemos tomar una calle arbolada a
la derecha que no tiene ninguna indicación y que nos lleva hasta la depuradora
de Pedreña, al poco de pasar una pequeña vaquería que dejamos a nuestra derecha.
Playa del
embarcadero de Pedreña
En el siguiente tramo,
de NUEVO en una senda peatonal o ciclista y de un kilómetro y medio de longitud
aproximadamente, nos dirigimos hacia el campo municipal de golf de la Junquera,
el cual bordeamos siguiendo el camino marcado, que no tiene pérdida.

Anocheciendo en la bahía
En total habremos andado
aproximadamente unos 7 kilómetros y tendremos bien merecida, antes de irnos
para casa, una buena COMIDA o cena en los asadores que se encuentran situados
justo al lado del embarcadero de Pedreña.
LEYENDAS
Cuenta la tradición que Emeterio y
Celedonio eran oriundos de Calahorra (La Rioja), hijos del centurión y mártir
Marcelo) y que militaron en las legiones romanas, pero las abandonaron
profesando públicamente la milicia de Cristo, estos hermanos formaron también
parte de las legiones romanas Hasta que se decretó la persecución de los
cristianos. Decidieron entonces entregarse al procónsul de Calahorra declarando
su fe y aunque fueron encarcelados y torturados nunca renunciaron a su
religión, por lo que fueron condenados a morir decapitados en las afueras de la
ciudad, junto al río Cidacos, afluente del Ebro, sufrieron el martirio y fueron
decapitados un 3 de marzo del año 300. Se cuenta que antes de morir, Emeterio
lanzó al aire su anillo, y Celedonio su pañuelo, que ascendieron hacia el cielo
a la vista de todos. Sigue la tradición diciendo que fueron transportadas en
una barca de piedra Para proteger ambas reliquias del avance musulmán. Llegaron
a Santander, después de dar la vuelta a la Península, chocaron y atravesaron
una roca en la entrada de la bahía (actual Isla de la Horadada) y se Instalaron en la cueva bajo la primitiva iglesia del Cerro de San Pedro (Somorrostro). El
monasterio existente en dicho lugar los tomó como patronos, colocando sus
efigies en el escudo de la iglesia.Allí quedaron sepultados sus restos. En unas
excavaciones realizadas en 1531 se hallaron y se encerraron en los actuales
relicarios y se expusieron al culto en el templo donde ahora reposan.
Una vez más encontramos en el corazón
mismo de la gran ciudad una muestra del misterio que nos rodea, de esa historia
que nos está esperando, ese retazo de leyenda que hay que recuperar para no
olvidar que toda historia se fundó en una leyenda, en un misterio, en una
tradición.... que ha llegado hasta estos días de materialismo y hedonismo.
Recuerda lector, que la próxima vez que escuches la palabra “Santander”
proviene de una historia, leyenda, tradición...de un Santo cuya cabeza reposa desde
hace siglos a pocos metros de donde quizá pasas todos los días...saludos
Dis
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