martes, 16 de septiembre de 2014

SANTANDER


SANTANDER

Distancia: 7 kilómetros.
Duración: Una hora y media - dos horas.
Dificultad: Fácil.
Para llegar a Pedreña, punto de INICIO y final del recorrido, se recomienda coger la lancha de las Reginas que sale del embarcadero del paseo de Pereda de Santander y realiza la ruta Santander-Pedreña-Somo. La lancha realiza una agradable paseo por la bahía y tarda unos 20 minutos en realizar el recorrido Santander-Pedreña o viceversa. También se puede ir en coche a Pedreña y aparcar en el embarcadero de esta localidad, punto de partida de la ruta.
Descripción de la ruta:
Nuestra ruta comienza en el embarcadero de Pedreña, lugar donde nació Severiano Ballesteros y donde nos deja la lancha de las Reginas. Si salimos hacia la derecha y nos dirigimos hacia el final del embarcadero, debemos girar a la izquierda por la última calle que nos encontramos, para a unos 100 metros de este lugar aproximadamente introducirnos en una playa, en donde a mano izquierda encontramos una pasarela de madera que corresponde al primer tramo del sendero. Tras terminar esta pasarela CONTINUAMOS nuestro trayecto por una senda adoquinada que termina sacándonos de la costa por una antigua ermita que se encuentra en estado de ruina.
El siguiente tramo discurre por carretera, por lo que conviene tomar precauciones con los coches. En la ermita seguimos de frente y a unos 500 metros se encuentra un mojón en el suelo que nos indica la dirección al sendero. ÉSTE se encuentra muy cerca de nosotros aunque un poco escondido, ya que deberemos tomar una calle arbolada a la derecha que no tiene ninguna indicación y que nos lleva hasta la depuradora de Pedreña, al poco de pasar una pequeña vaquería que dejamos a nuestra derecha.

 Playa del embarcadero de Pedreña
En el siguiente tramo, de NUEVO en una senda peatonal o ciclista y de un kilómetro y medio de longitud aproximadamente, nos dirigimos hacia el campo municipal de golf de la Junquera, el cual bordeamos siguiendo el camino marcado, que no tiene pérdida.
Una vez bordeado el campo de golf, comenzamos a realizar la subida de un acantilado, siendo éste el tramo con las vistas más espectaculares del paseo, pues al hacer cima tenemos a nuestra izquierda Peña Cabarga, justo enfrente Astillero, y de izquierda a derecha tenemos vistas sobre el aeropuerto, el puerto de Raos, Santander, la península de la Magdalena, la isla de Mouro, el Puntal y Pedreña, con lo que tenemos una perspectiva completa y privilegiada de la bahía de Santander. Al llegar al oleoducto, daremos la vuelta y volveremos por el mismo camino a Pedreña.

Anocheciendo en la bahía

En total habremos andado aproximadamente unos 7 kilómetros y tendremos bien merecida, antes de irnos para casa, una buena COMIDA o cena en los asadores que se encuentran situados justo al lado del embarcadero de Pedreña.

LEYENDAS

Cuenta la tradición que Emeterio y Celedonio eran oriundos de Calahorra (La Rioja), hijos del centurión y mártir Marcelo) y que militaron en las legiones romanas, pero las abandonaron profesando públicamente la milicia de Cristo, estos hermanos formaron también parte de las legiones romanas Hasta que se decretó la persecución de los cristianos. Decidieron entonces entregarse al procónsul de Calahorra declarando su fe y aunque fueron encarcelados y torturados nunca renunciaron a su religión, por lo que fueron condenados a morir decapitados en las afueras de la ciudad, junto al río Cidacos, afluente del Ebro, sufrieron el martirio y fueron decapitados un 3 de marzo del año 300. Se cuenta que antes de morir, Emeterio lanzó al aire su anillo, y Celedonio su pañuelo, que ascendieron hacia el cielo a la vista de todos. Sigue la tradición diciendo que fueron transportadas en una barca de piedra Para proteger ambas reliquias del avance musulmán. Llegaron a Santander, después de dar la vuelta a la Península, chocaron y atravesaron una roca en la entrada de la bahía (actual Isla de la Horadada) y se Instalaron en la cueva bajo la primitiva iglesia del Cerro de San Pedro (Somorrostro). El monasterio existente en dicho lugar los tomó como patronos, colocando sus efigies en el escudo de la iglesia.Allí quedaron sepultados sus restos. En unas excavaciones realizadas en 1531 se hallaron y se encerraron en los actuales relicarios y se expusieron al culto en el templo donde ahora reposan.


Una vez más encontramos en el corazón mismo de la gran ciudad una muestra del misterio que nos rodea, de esa historia que nos está esperando, ese retazo de leyenda que hay que recuperar para no olvidar que toda historia se fundó en una leyenda, en un misterio, en una tradición.... que ha llegado hasta estos días de materialismo y hedonismo. Recuerda lector, que la próxima vez que escuches la palabra “Santander” proviene de una historia, leyenda, tradición...de un Santo cuya cabeza reposa desde hace siglos a pocos metros de donde quizá pasas todos los días...saludos
Dis

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