viernes, 5 de septiembre de 2014

ORENSE


El Cañon del Sil

El Cañón del Sil es sin duda uno de los parajes de la geografía Gallega más interesabntes para visitar. El impresionante contraste de las rocas y vegetación hacen de su recorrido un inmejorable placer para el visitante, un paseo en catamarán por el río nos, hará disfrutar al máximo de su belleza. Bien desde el cauce del río, bien desde los miradores que podemos encontrar en lo alto de las montañas nos ciega la belleza de este paraje natural, un microclima especial hace que podamos contemplar vegetación incluso mediterránea como pueden ser los olivos. La riqueza monacal del cañón del Sil transforma el viaje en una experiencia cultural e histórica inigualable, el Monasterio de Santa Cristina es un ejemplo del que fue esta zona en tiempos pasados, uno de los rincónes que no pueden faltar en la visita al cañón. Este comprende la ribera de los ayuntamientos orensanos de Nogueira de Ramuín y Parada de Sil y en los lucenses de Pantón y Sober. Los límites del cañón del Miño y, sobre todo, de la Ribera Sacra son mucho más amplios.

Está documentado el nombre de Rivoyra Sacrata para referirse al refugio de monjes y eremitas desde tiempos de los suevos en las gargantas fluviales del Sil y del Miño. Hasta una docena de monasterios, la mayoría pasados a la regla benedictina y luego exclaustrados, asentados en parajes que invitan a la reflexión.


Aquí los límites de la tierra son tan imprecisos como los del cielo. Nadie sabe dónde empieza y dónde acaba la Ribeira Sacra.

El río formó a lo largo del tiempo profundos cañones, que en los más abruptos desfiladeros del Sil llegan a los 500 metros de profundidad. Son fracturas graníticas entremezcladas de bosques autóctonos por todos los rincones. A pesar del fuerte desnivel medio, el paisaje está humanizado en bosques y cultivos de viñas por medio de balcones (terrazas de bancales) en las laderas de solana. Es de admirar la difícil vendimia en las pendientes donde la espalda de cada uno sigue siendo el único sistema, excepto pequeñas ayudas modernas de mecanización por medio de raíles. Son reputados desde tiempos romanos los vinos de Amandi y la variedad de uva autóctona, mencía.


En Parada de Sil, una pista de tierra lleva hasta el más renombrado mirador: "Los Balcones de Madrid", colgados sobre el abismo, con el santuario de Cadeiras en la otra orilla y la llanura de Monforte como horizonte. Una buena alternativa desde la carretera C-536 (Ourense-A Pobra de Trives) es aprovechar el castillo de Castro Caldelas como mirador y después perderse por la bajada hacia A Teixeira dejando a un lado los bosques mixtos del río Edo y, curva a curva, salir a Parada de Sil





LEYENDAS

LAS BURGAS

En Rivadavia había un ermitaño que se llamaba Pedro y que estaba en el secreto de llevar los canales de aguas calientes al pueblo.

Una vez se sintió enfermo y pensó: "Ya soy viejo y algún día ha de acabar mi vida".

Se sentó a la puerta de la ermita cuando pasó por allí un pastor que al verle tan alicaído le preguntó si necesitaba algo.

"Me encuentro mal, pero Dios dispondrá".

El pastor dijo "Iré a dejar las ovejas y vendré con el médico".

Así hizo y a partir de ese momento, todos los días el pastor pasaba por la ermita a ver que tal se encontraba Pedro.


En el pueblo había una moza que estaba enamorada del pastor, pero éste no le hacía caso.


Un día ocultó en las alforjas el cáliz de la iglesia y le acusó del robo.

Los aldeanos, al oirlo, persiguieron al pastor y le dieron muerte.

Pedro, al enterarse de la muerte de su amigo desvió los canales de las aguas calientes de Rivadavia a Orense donde afloraron en las Burgas.






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