DE PUENTE ARENAS A TRESPADERNE
Itinerario:
Puente Arenas - San Pedro de Tejada - Población de Valdivielso - Panizares - Hoz de Valdivielso - Tartalés de los Montes - Tartalés de Cillas - Trespaderne
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Descripción:
Esta etapa recorre el valle de Valdivieso, acercando a magníficas muestras del arte románico. En su recorrido, el camino llega hasta el embalse de Cereceda, de gran interés ecológico, y a la localidad de Panizares, donde destaca la curiosa formación de los Cuchillos, afilados monolitos que suelen estar cubiertos de brumas; después se sube por la sierra de la Tesla, que se atraviesa aprovechando la pequeña garganta de Tartalés de los Montes para luego volver al río en el desfiladero de la Horadada, parte del Espacio Natural de los Montes Obarenes. En la confluencia de los ríos Nela y Ebro se encaja el núcleo de Trespaderne, meta de la jornada.
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http://www.caminosnaturales.com/ebro/ruta.php?id_ruta=35
El senderismo redescubre el patrimonio olvidado
Descripción:
http://www.elcorreodeburgos.com/sites/default/themes/correoburgos/square_sub.gifLos
Montes Obarenes conforman el punto neurálgico al que
acceden los turistas.
La creciente afición a recorrer antiguos senderos por
zonas naturales tanto a pie como en bicicleta ha propiciado un turismo de
interior que tiene en la comarca burebana un escenario ideal apto para
principiantes y expertos.
Pero a los que simplemente buscan disfrutar de
la naturaleza se le ha añadido de forma cada vez mayor un colectivo que une la
práctica del senderismo con la visita al patrimonio cultural que habitualmente
o es desconocido o pasa desapercibido en las rutas tradicionales.
Uno de los puntos neurálgicos de esta modalidad es el
Espacio Natural de Montes Obarenes y su entorno ya que al tratarse de una de
las zonas donde los asentamientos humanos se remontan miles de años atrás
resulta más interesante.
Así al tiempo de disfrutar en las rutas de un entorno
natural de gran belleza los senderistas descubren, en ocasiones literalmente,
patrimonio escondido y casi olvidado pese a su valor a lo largo de la historia.
Un ejemplo palpable lo muestra la ermita de San Mamés
que hasta hace menos de una década permanecía perdida en los antiguos legajos y
hoy es visitada de forma regular con la llegada del buen tiempo por senderistas
culturales.
Este singular rincón alberga los restos de uno de los
primeros enclaves religiosos de la comarca que surgió en las turbulentos años
de la Reconquista. Los historiadores sitúan como fecha probable de existencia
de la ermita en el año 867 y lo particular de la misma es que en ella se pueden
ver los primitivos orígenes de este tipo de recintos religiosos.
Su oculta ubicación en el profundo monte pancorbino ha
facilitado la conservación de las primitivas cuevas de los eremitas, las tumbas
de la necrópolis excavadas en la roca y parte de la ermita aún en pie.
No es el único caso en el que antiguos recintos
religiosos resurgen gracias al senderismo en esta zona como son el eremitorio
rupestre de la Gruta de San José así como la cercana ermita de Santo Toribio en
Oña. Lógicamente los elementos patrimoniales vinculados a la religión son los
más abundantes en las rutas senderistas ya que la mayoría de ellas son antiguos
caminos recuperados para esta afición pero también se pueden hallar elementos
aún más antiguos.
Tal es el caso del recientemente señalizado
asentamiento autrigón de Miraveche cuya calidad de piezas recuperadas por los
arqueólogos son referencia de esta antigua tribu prerromana.
Mucho más cercano en el tiempo lo constituyen los
olvidados monasterios que tras la Desamortización de Mendizábal en el siglo XIX
quedaron relegados al olvido, se demolieron o pasaron a manos privadas y que
hoy vuelven, al recuperarse los antiguos caminos que los comunicaban con las
poblaciones burebanas.
Descripción:
http://www.elcorreodeburgos.com/sites/default/themes/correoburgos/square_sub.gifLos
Montes Obarenes conforman el punto neurálgico al que
acceden los turistas.
La creciente afición a recorrer antiguos senderos por
zonas naturales tanto a pie como en bicicleta ha propiciado un turismo de
interior que tiene en la comarca burebana un escenario ideal apto para
principiantes y expertos.
Pero a los que simplemente buscan disfrutar de
la naturaleza se le ha añadido de forma cada vez mayor un colectivo que une la
práctica del senderismo con la visita al patrimonio cultural que habitualmente
o es desconocido o pasa desapercibido en las rutas tradicionales.
Uno de los puntos neurálgicos de esta modalidad es el
Espacio Natural de Montes Obarenes y su entorno ya que al tratarse de una de
las zonas donde los asentamientos humanos se remontan miles de años atrás
resulta más interesante.
Así al tiempo de disfrutar en las rutas de un entorno
natural de gran belleza los senderistas descubren, en ocasiones literalmente,
patrimonio escondido y casi olvidado pese a su valor a lo largo de la historia.
Un ejemplo palpable lo muestra la ermita de San Mamés
que hasta hace menos de una década permanecía perdida en los antiguos legajos y
hoy es visitada de forma regular con la llegada del buen tiempo por senderistas
culturales.
Este singular rincón alberga los restos de uno de los
primeros enclaves religiosos de la comarca que surgió en las turbulentos años
de la Reconquista. Los historiadores sitúan como fecha probable de existencia
de la ermita en el año 867 y lo particular de la misma es que en ella se pueden
ver los primitivos orígenes de este tipo de recintos religiosos.
Su oculta ubicación en el profundo monte pancorbino ha
facilitado la conservación de las primitivas cuevas de los eremitas, las tumbas
de la necrópolis excavadas en la roca y parte de la ermita aún en pie.
No es el único caso en el que antiguos recintos
religiosos resurgen gracias al senderismo en esta zona como son el eremitorio
rupestre de la Gruta de San José así como la cercana ermita de Santo Toribio en
Oña. Lógicamente los elementos patrimoniales vinculados a la religión son los
más abundantes en las rutas senderistas ya que la mayoría de ellas son antiguos
caminos recuperados para esta afición pero también se pueden hallar elementos
aún más antiguos.
Tal es el caso del recientemente señalizado
asentamiento autrigón de Miraveche cuya calidad de piezas recuperadas por los
arqueólogos son referencia de esta antigua tribu prerromana.
Mucho más cercano en el tiempo lo constituyen los
olvidados monasterios que tras la Desamortización de Mendizábal en el siglo XIX
quedaron relegados al olvido, se demolieron o pasaron a manos privadas y que
hoy vuelven, al recuperarse los antiguos caminos que los comunicaban con las
poblaciones burebanas.